Villarías.
Perteneciente al partido de Castilla la Vieja en Laredo, su jurisdicción fue ejercida por el marqués de Villarías, quien nombraba su alcalde ordinario.
Pero...¿cuál fue el origen de este lugar?
Desde agosto del 2018 hasta el 31 de diciembre de 2022 que cerraron el local de restauración, la Casona, estuve trabajando allí. Tuve oportunidad de ver cómo cada día pasaba algún "turista" preguntando por el lugar, por su historia, me parecía un inmejorable lugar para el turismo, la verdad, pero...nunca pude darles demasiada información ya que, todo hay que decirlo, cuando comienzas con nombres y fechas muchos pierden el interés. Si bien es cierto que otros muchos contaban sus historias que les relacionaban con este pequeño enclave.
Como parroquia, Villarías es incluido en el archiprestazgo de Medina de Pomar, aunque su ermita es otra historia que ha de ser contada en otro post.
Fue Felipe V quien concedió el título de marquesado a D. Sebastián de la Cuadra Llarena mediante real despacho el 23 de marzo de 1739, podemos encontrar más información al respecto en Cf. J DE ATIENZA, Nobiliario español, Madrid, 1954.
El marqués fue hasta la década de los 60 el propietario de casi todo el coto que estaba formado por el caserío y las tierras circundantes, que eran bastantes, com la Granja de Santa Marina, una casa situada en la margen derecha del rio Nela, al igual que algunas parcelas que pertenecían al convento de Santa Clara.
Hasta aquí, sencillo, ahora bien...vuelta a la pregunta del principio, ¿Cómo se formó este enclave? ¿Dónde está su origen?
Posiblemente tenga un origen romano basándonos en los nombres de ciertos lugares como Quinta o Villa, sabiendo que algunos de estos nacieron de los predios que los romanos asignaban a los soldados retirados, sin embargo, esto pudo ser así pero NO ES DEMOSTRABLE en este momento a falta de prospecciones arqueológicas y estudios que puedan afírmarlo. También podemos remontar su origen a la mal llamada "repoblación" altomedieval.
Lo encontramos documentado por primera vez en la carta fundacional del monasterio de Oña, datada el 11 de febrero de 1011, cuando D. Sancho García y su mujer Dª Urraca constituyen el patrimonio inicial del monasterio vía donaciones, donde podemos leer :Uilla Aresi et Uilla andino nostram portionem.
Uilla Aresi podemos confirmar que se trata de Villarías, cuando encontramos con fecha del 10 de julio de 1282 que el abad de Oña arrienda a Juan Pérez de Torres unas parcelas en Villarías, este documento completo lo encontramos en I. OCEJA, GONZALO, Documentación del monasterio de san Salvador de Oña (1032-1284), Burgos 1983. doc. 239, p. 350.
Las cuestiones políticas de la época son demasiado extensas para ir comentándolas en una publicación de estas características, pero todas las propiedades pasaron a manos de Ferrant Sánchez de Velasco a través de una sentencia datada el 23 de noviembre de 1322, sentencia bastante densa.
Volviendo al tema, podemos suponer QUE NO AFRIMAR, que Villarías nace en el contexto anteriormente mencionado de la "repoblación" altomedieval.
En lo referente al sujeto llamado Ares...no tenemos absolutamente nada al respecto, sólo podemos decir que se trata de un nombre bastante extraño para la época, de origen griego, aries=carnero.
Esta "repoblación" comenzó con la llegada muy posiblemente de gentes a partir del 800 de Mena o Cantabria en busca de tierras e incluso también de mozárabes llegados desde Córdoba en el contexto de las persecuciones del S. X, en cualquier caso, podemos afirmar que Villarías ya existía en tiempos de D. Sancho (995-1017).
Es a partir de 1581 cuando D. Martín García, cura y clérigo de la comarca, comienza a fechar los bautismos, dato a tener en cuenta a la hora de querer buscar algo en relación con la población de este lugar.
Sin embargo, y a pesar de lo escrito, fueron los Arce los que ejercieron el poder desde la Casona de Villarias, que aún sigue en pie, centro de hostelería en los últimos años y digna de estudiar. Procedían del valle de Piélagos y se instalaron aquí en el último tercio del S. XIV, hay que tener en cuenta este dato importante: el escudo que actualmente luce en la fachada es el correspondiente al marqué de Villarías, no a las Arce: se trata de un escudo partido, donde primero en campo de azur, tres barras de plata y en segundo término en campo de oro una cruz flordelisada de gules, bordura de plata, con ocho aspas de gules.
Fue Garci Sánchez de Arce quien obtiene en 1936 del rey Enrique III un albalá de merced con el cual se le autoriza a constituir mayorazgo de la su casa fuerte de Villaries y de otros bienes,, documentado en 12 folios que se pueden consultar en el Archivo de la diputación Provincial de Burgos (HO-104). Casado con Juana Sánchez Baraona, constituye dicho mayorazgo en favor de su primogénito Gonzalo de Arce, teniendo otros tres hijos más y cuatro hijas, dato importante, una de ellas, Constanza Sánchez estaba casada con Fernán Sánchez de Velasco, es decir, esta cercanía a los Velasco junto con la cercanía a los Trastámara su mujer era ama de llaves del rey, les sirvió para prosperar, y durante las luchas bien sabidas entre Salazar y Velasco estuvieron en la gran mayoría de las ocasiones, que no siempre, del lado de los Velasco.
El mayorazgo es inalienable e indivisible, transmitiéndose por sucesión hasta que Felipe V instituyó el marquesado en 1739, como he mencionado con anterioridad, cuando su ministro D. Sebastián de la Cuadra se hizo con la propiedad.
Dejando atrás estos temas políticos muy interesantes para adivinar cómo y cuándo se convirtió el mayorazgo en marquesado, hablemos de la población de Villarías.
Desde el S. XVI su censo tiene importantes variaciones, oscilando entre 9-16 vecinos a 55-80 habitantes hasta finales del S.XIX. Debemos tener en cuenta en este censo que la documentación anterior al S. XVIII menciona otras granjas que se unirían a ese censo, como la de Andinillo, La Bellota y La Zarzosa, hoy desaparecidas, junto con la de Santa Marína ya mencionada.
Ya en el S. XX se contabilizan 55 vecinos y después de 1968 quedan viviendo allí miembros de las tres familias que compraron la propiedad al marqués.
Sus tierras eran básicamente de secano y sus sembrados de trigo, centeno, maíz, yeros, titos, arbejas, habas, avenas, algo de lino, con poca predominancia de legumbres y hortalizas. Según la documentación parroquial, sus habitantes vivían en una suma pobreza, amén de que había que dejar las tierras en barbecho, al menos cada tres años y su productividad era muy baja.
Como dato curioso, hoy evidentemente desaparecido porque el ser humano tenemos la mala costumbre de destrozar en vez de reconstruir o preservar, en la subida a la ermita había un horno para cocer pan, en turnos, claro está.
Según estos mismos libros parroquiales se puede constatar que la mortalidad infantil era muy alta, las condiciones higiénicas espantosas y la alimentación más bien pobre y escasa para los habitantes de este enclave. Ya en el S. XIX comienza a documentarse las causas de muerte entre adultos, como los partos, carbunco, cáncer, accidentes apopléticos, heridas de guerra o vejez, con suerte.
Un ejemplo, el agua debía ser transportada con herradas de cobre que las mujeres llevaban en la cabeza desde una fuente denominada La Riera, y hasta la década de los años 30 del pasado S. XX no había una escuela con un maestro estable.
Mil cosas más se pueden contar de la vida de sus habitantes, por eso, cada vez que alguno de vosotros visite ahora este precioso enclave, que recuerde lo que fue, que recuerde a quienes allí vivieron, sufrieron, murieron y que respete la memoria de los antepasados.
Un lugar que podría haber sido un magnífico museo de la vida, turístico, con una pequeña oferta gastronómica y de pernoctación, un magnífico lugar cultural.
Buen día ruralitas y la próxima vez hablaré de su ermita.


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