Clara. Santa.


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Apuesto a que muy pocos leerán este post, no es que tenga mil seguidores, es más, sólo tengo uno, pero lo importante para mí es poder escribir, ser leída por alguien, eso demuestra que alguien tiene algo de interés por la historia. Y eso es lo importante.

¿Quién fue Santa Clara? Es una gran pregunta que aparece en millones de blogs, estudios y comentarios de historia y que, sin embargo, pocos conocen. visitan los conventos de las clarisas, admiran esas piedras que amo, pero...¿quién lo hizo posible?

En el confuso contexto religioso del siglo XIII nos encontramos a una joven llamada Clara, hija del caballero Favarone Offreduccio, nacida en Asís sobre el año 1194.

La conversión de Clara hacia la vida de plena santidad se efectuó al oír un sermón de San Francisco de Asís en 1210 cuando ella tenía 18 años. San Francisco predicó en la Catedral de Asís los sermones de Cuaresma e insistió en que para tener plena libertad y para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes materiales. al oír las palabras “este es el tiempo”,” favorable es el momento”,” ha llegado el tiempo de dirigirme hacia él que me habla al corazón desde hace tiempo”,” es el tiempo de optar de escoger”,  sintió una gran confirmación de todo lo que venía experimentando en su interior

 Durante todo el día y la noche meditó en aquellas palabras que habían calado lo más profundo de su corazón, tomó esa misma noche la decisión de comunicárselo a Francisco y de no dejar que ningún obstáculo la detuviera en responder al llamado del señor depositando en él toda su fuerza y entereza cuando su corazón comprendió la amargura y el odio y la enemistad y la codicia que movía a los hombres a la guerra, comprendió que esta forma de vida era como la espada afilada que un día traspasó el Corazón de Jesús, no quiso tener nada que ver con eso, no quiso otro señor más que el que  dio la vida por todos aquel que se entrega pobremente en la eucaristía.

Clara sabía que el hecho de tomar esta determinada decisión de seguir a Cristo y sobre todo de entregar su vida a la visión revelada a Francisco iba a ser causa de gran oposición familiar pues el solo hecho de la presencia de los Hermanos Menores en Asís estaba ya cuestionado tradicionalmente por la forma de vida y las costumbres que mantenían intocables los estratos sociales, y sus privilegios a los pobres les daba una esperanza de encontrar su dignidad, mientras que los ricos comprendían que el Evangelio bien vivido exponía por contraste sus egoísmos a la luz del día. Para Clara el reto era muy grande siendo la primera mujer en seguirle ,su vinculación con Francisco podía ser mal entendida. Para Santa Clara la humildad es pobreza de espíritu y esta pobreza se convierte en obediencia, en servicio y en deseos de darse sin límites a los demás. Días más tarde fue trasladada temporalmente por seguridad a las monjas benedictinas ya que su padre al darse cuenta de su fuga salió furioso en su búsqueda con la determinación de llevársela de vuelta al Palacio pero la firme convicción de Clara a pesar de sus cortos años de edad obligan finalmente al caballero a dejarla, días más tarde San Francisco preocupado por la seguridad dispone trasladarla a otro monasterio de benedictinas situado en San Angelo allí la sigue su hermana Inés quien fue una de las mayores colaboradoras en la expansión de la orden y la hija, si se puede decir así, predilecto de Santa Clara. La sigue también su prima Pacífica.

 San Francisco le reconstruye la capilla de San Damián lugar donde el señor había hablado a sus corazones diciéndole “reconstruye mi iglesia” , estas palabras del señor habían llegado a lo más profundo de su ser y lo llevó al más grande anonadamiento y abandono en el señor.

Si hay algo que sobresale en la vida de Santa Clara es su gran mortificación, utilizaba debajo de su túnica como prenda íntima un trozo de cuero de cerdo o de caballo, su lecho era una cama compuesta de sarmientos cubiertas con paja la que se vio obligada a cambiar por obediencia a Francisco debido a su enfermedad.

Siempre vivió una vida austera y comía tan poco que sorprendía hasta sus propias hermanas por su gran severidad en los ayunos, sus hermanas preocupadas por su salud informaron a San Fran Disco que intervino con el obispo ordenándole comer cuando menos diariamente un pedazo de pan que no fuese menos de una onza y media.

Toda su vida, su forma de vida, queda reflejada en las normas de las clarisas que, si es de interés, puedo escribirlas también más adelante. Las he leído y me recuerda que debemos tomarnos la vida con lentitud, parcelar nuestros horarios para tener tiempo para trabajar, disfrutar de la familia y de los amigos, pero para disfrutar también de nosotros mismos y de la vida que solo vamos a vivir una vez. Las meditaciones, ahora llamadas con nombres extraños, vienen de lejos y no son necesariamente meditaciones religiosas, si uno no es creyente , son meditaciones sobre uno mismo, y para ello necesitamos tiempo para nosotros mismos y hacer un viaje a nuestro interior, para poder vivir en plenitud esta vida.

Y el invierno es un momento de recogimiento interior, hasta para el mundo animal y vegetal….hagamos lo mismo y pensemos en nosotros.

Buen día ruralitas.

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